Yo debería...
Yo debería... odio ese verbo con tantas pretensiones.
Yo debería: dejar de buscar mi nombre entre tus cosas. Dejar de arañar cada letra por si me encuentro. Debería: ser racional, justa, coherente. Pero es pensarte y ponerme punk. Punk, punk, punk. Como cuando sueño o bailo.
En tus sueños, yo bailo, pero no es lo mismo.
Me apeteces a cada rato. Masticarte, tragar tu olor, sentir tus rodillas en mi espalda. Tus rodillas, con sus vértices que aún desconozco. Y los mapas de puntitos que dibuja tu sonrisa. Yo debería... a quién le importa. Yo soy yo con todas mis manías y contigo en cada pensamiento. Más allá del Cantábrico, pronuncias mi nombre en voz alta mientras te acuestas con otra. Como te atreves. Oigo el rumor de tus pecados. Te acuestas con otra, ya lo sé. Mi saliva se vuelve amarga al imaginarlo. En mi paladar, se exitende y se contrae al recordar tu nuca y como me protegieron tus brazos la primera vez que te vi, y como me dejé llevar (yo que soy tan mía con mis cosas y contigo). Me dejé llevar. Y ahora me enredo con tu imagen. Me entretengo en cada línia. Por si me has escondido allí como el mejor de tus secretos. Deberías: dejar de provocarme... pero ni se te ocurra hacerlo!
Maldito verbo pretencioso!
Yo debería: dejar de buscar mi nombre entre tus cosas. Dejar de arañar cada letra por si me encuentro. Debería: ser racional, justa, coherente. Pero es pensarte y ponerme punk. Punk, punk, punk. Como cuando sueño o bailo.
En tus sueños, yo bailo, pero no es lo mismo.
Me apeteces a cada rato. Masticarte, tragar tu olor, sentir tus rodillas en mi espalda. Tus rodillas, con sus vértices que aún desconozco. Y los mapas de puntitos que dibuja tu sonrisa. Yo debería... a quién le importa. Yo soy yo con todas mis manías y contigo en cada pensamiento. Más allá del Cantábrico, pronuncias mi nombre en voz alta mientras te acuestas con otra. Como te atreves. Oigo el rumor de tus pecados. Te acuestas con otra, ya lo sé. Mi saliva se vuelve amarga al imaginarlo. En mi paladar, se exitende y se contrae al recordar tu nuca y como me protegieron tus brazos la primera vez que te vi, y como me dejé llevar (yo que soy tan mía con mis cosas y contigo). Me dejé llevar. Y ahora me enredo con tu imagen. Me entretengo en cada línia. Por si me has escondido allí como el mejor de tus secretos. Deberías: dejar de provocarme... pero ni se te ocurra hacerlo!
Maldito verbo pretencioso!
Ven. Por favor.
Ven.