cotidianidades

Locuras, miniaturas, envolturas, souvenirs y desastres varios.

10 marzo 2014

Robo

Son tus manos. Y tus ojos. Y tu boca. Y los oyuelos que se dibujan en tus mejillas cuando sonríes. Y tu nuca. La cicatriz en tu hombro. El viento fresco que me despeja tras tus pasos, como después de la lluvia; el huracán que devasta mi corazón. Cuando te veo. Y cuando no. Son tus dedos, meciendo las estrellas con cada movimiento, alterando el orden lógico de mi pequeño planeta, enredados en mi pelo una noche de febrero. Es tu aliento, dulce y metástico, invadiendo el cosmos y tu habitación. Son las tostadas francesas y dos cafés un domingo por la mañana. Es tu piel, indescifrable como el mapa de un laberinto sin salida. Así es tu piel. Y tus rodillas. Y el remolino de tu pelo. La perfecta arquitectura de tu espalda. Los sueños que no me cuentas. Y todo lo que escondes. Y todo lo que anhelo. Y no hace falta más.