cotidianidades

Locuras, miniaturas, envolturas, souvenirs y desastres varios.

29 agosto 2006

aburrimiento

Se mira al espejo aburrida. Y eso no le divierte. Pone cara de fastidio, de alegría, de pena, guiña un ojo y hace una mueca con los labios, pero nada, nada de nada. Siente ahora su existencia como un aburrido recorrido con algún que otro obstáculo que supera pasando por debajo. Ella creía que llegado este momento los poros se le llenarían de aire, que las pestañas se le quedarían pegadas y la nariz tan fría que no podría respirar tu aliento nunca más. Pero pasan los días y no apareces. Ni tú ni nadie. Qué aburrido, piensa, sin ti o sin alguien, quién sea, que le sacuda el alma y le haga bailar al ritmo de las casualidades. Cuando acerca el espejo a sus ojos puede ver las partículas de polvo que llenan los recuerdos de sentimientos partidos, pero nunca lloró por perder su infancia. Y aunque tiene mil años escondidos en la manga se le van los días como plumas. Y se emborracha con las lágrimas de ayer para que no le jodan mañana. Y se arrastra por el techo limpiando viejas manchas de soberbia. Y escala por las voces que le ordenan que te olvide… aunque no existas. Aunque aquí empiece la cruz de su cotidianidad. Qué aburrimiento. Qué aburrimiento…

17 agosto 2006

Confesiones

No lo puedo creer. La última vez que hice esto tenía un sacerdote enfrente. Y tenía una maleta llenísima de dólares, lista para salvarme del Infierno. ¿Sabes, Diablo Guardián? Te sobra cola para sacerdote y aún así tendría que mentirte para que me absolvieras. Tú, que eres un tramposo, ¿nunca sentiste como que se te agotaban las reservas de patrañas? Ya sé que me detestas por decirte mentiras, y más por esconderte las verdades. Por eso ahora me toca contarte la verdad. Enterita ¿me entiendes? Escríbela, revuélvela, llénala de calumnias, hazle lo que tú quieras. No es más que la verdad, y verdades ya ves que siempre sobran. Señorita Violetta, ¿podría usted contarnos qué tanto hay de verdad en su cochina vida de mentiras? ¿qué hay de cierto en la witch disfrazada de bitch, come on sugar darling let me scratch your itch? Puta madre, qué horror, no quiero confesarme.
Ave María Purísima: me acuso de ser yo por todas partes. O sea de querer siempre ser otra. Y hasta peor: conseguirlo, ¿ajá? Me acuso de bitchear, witchear y rascuachear, de ser barata como vino en tetra-pak, y al mismo tiempo cara, como cualquier coatlicue traicionera. Me acuso de haber robado, no una ni dos veces sino a toda hora y en todo lugar, como chingado pac-man cocainómano. Me acuso de acusar al confesor por mis pecados, y de haberlo nombrado Demonio de Mi Guarda sin siquiera explicarle la clase de alimaña que estaba contrayendo. Porque a mujeres como yo no las conoces; las contraes. Como los matrimonios y las enfermedades y las deudas. Ay, mi Diablo Guardián: Dios te lo pague.
Xavier Velasco

14 agosto 2006

carnavales

Ella te busca en los cristales reflejados por las calles. Le gusta encontrarte invadiendo escenas deshechas por ti. Quizá lleves puesto el disfraz de zorro y por eso no te ve. Quizá sea hora de quitarte esa estúpida máscara de carnaval infantil. Camina sobre los pasos de un reloj de pulsera que ya no llevas. Camina sobre tus pasos, no deberías dejar que se pierda. A veces tiene la tormenta encima y no llueve. No llueve. Será que se le han acabado las nubes-lágrima que solía vestir. Será que ahora muerde la vida sin pensar en lo que hay dentro. Y la mastica tal como se la sirven. Y acaricia perros peluche sin temor a que le ladren. Cada paso en falso la aleja de este mundo. Este mundo que la aleja de la cordura. Sólo queda lugar para los sueños, inevitables, inexactos, improbables, como todos los sueños, improbables, inexactos, inevitables.

07 agosto 2006

tiempo... mmm...

Ahora ya sabe que el tiempo no va ha parar. Y no pretende que lo haga. Es sólo que le gustaría gastarlo contigo, morder el tiempo contigo, destrozar el tiempo contigo. Engañarle para que le regale una hora más de tu compañía. Y que no te vayas. Porque algo le dice que estás, en algún sitio, o que no estás, aquí, ahora. Tic-tac... adiós, adiós. El demonio se esconde en sus relojes. No puede gastar el tiempo durmiendo cuando aún no te ha encontrado. Tic-tac… y sabe que existes en algún lugar para ella. Para ella. Y que importará mañana, el tiempo y todo lo demás si lo único que quiere es que le escribas canciones para poder escucharlas el resto de su tiempo. Tic-tac… su tiempo compartido… adiós, adiós.

02 agosto 2006

Oz y todo lo demás

Un animal gordo y viejo se le acerca. Indiscutiblemente es de ciudad, no distingue su especie, no distingue su raza. Va borracho, o drogado. Ni la ve. Se para entre dos papeleras a oler cualquier porquería. Parece un poco triste, como sin casa. Le acaricia el lomo “porque siempre viene bien un poco de cariño”, pero sale corriendo impulsado por un sonido prácticamente inaudible, por la experiencia supongo. Los dos saben lo que nunca se entiende. Sí, están de acuerdo, forman un gran equipo. Ella y el animal de ciudad. Aunque parece estar un poco desorientado. Le pierde de vista. La abandona. No la ha entendido. Mierda. Pero ahora saben que son diferentes ya… Ya. Y ahora a bailar. Baila por la calle, de noche, oscura y fría. Y baila. Anda y baila. Como Doroty en Oz. Pobre Doroty, perdida en Oz. Bailando y cantando y llorando. Se la encuentra de cara, con sus zapatitos rojos. Y se miran atónitas, como no-diciendo “qué haces tu aquí” o “quién coño eres tú”. Tiene las mejillas sonrosadas y viste un pulcro vestidito azul. Ha perdido a Totó. Éste es su cuento y no quiere ser el puto espantapájaros. If I only had a heart… Se van juntas de la mano y ya discutirán luego el final. Doroty y ella, de la mano. Las dos, andando y bailando por Oz. If I only had a brain… Le dice que no se preocupe y entran juntas en casa. Está más oscuro y hace más frío que fuera. Escucha el silencio con Doroty y se fuman un mai a medias. Dice que tiene miedo. Es que no se la puede sacar a ningún sitio. Le comenta su anécdota con el animal de ciudad y Doroty decide que se trata de Totó. También decide salir a buscarlo pero ella prefiere quedarse en casa. Así podrá buscar un final a su gusto. Y no tiene porqué ser el puto espantapájaros.